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Zaka a caballo
(Jefe y dios de la agricultura vodú)
por el pintor haitiano Edouard Duval




El Caribe fue hacia fines del siglo XVIII un calidoscopio racial y cultural donde convergían todos los grandes imperios, España, Francia, Holanda. A partir de la llegada de los europeos las islas se convirtieron en la encrucijada habitual de los caminos marineros al imperio español y por ende, la “frontera imperial”. Como tal, allí se librarían las grandes batallas de las guerras coloniales de rapiña.

Durante mas de 2500 años las culturas aborígenes del Caribe, arahuacos y caribes principalmente, se habían desarrollado en armonía natural con su rico entorno. La barbarie europea y las enfermedades epidémicas unidas a la ruptura de la economía de mantenimiento de estos pueblos, arrasaron con su población originaria. Sobre las islas sistemáticamente despobladas se estableció una estructura económica común: la plantación, una típica creación del capitalismo europeo. Al fundarse, toda plantación esclavista es un agregado humano, no constituido como sociedad.

Los esclavos, traídos de África, fueron sometidos a una práctica común de deculturación, un proceso consciente para hacerles perder la identidad: se los despojaba del nombre, de sus patrones dietéticos, de vestuario, de vivienda; se perseguía su religión, su música, se le impuso el idioma del amo. Sin embargo esto mismo inicia una dialéctica entre la cultura dominante de sometimiento y la cultura dominada de resistencia


Toussaint Louverture: el Precursor.



“Hermanos y amigos: yo soy Toussaint Louverture. Quizás mi nombre ha sido dado a conocer a vosotros. He emprendido la venganza. Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Saint-Domingue. Trabajo por hacerlas existir. Uníos a nosotros hermanos, y combatid con nosotros por la misma causa.” (Saint Domingue –hoy Haití- 1793)


Toussaint Breda era descendiente de un príncipe africano de la etnia de los aradas. Su padrino le había enseñado a leer y escribir en francés, lo que le permitió leer a Julio César, Herodoto o al abate Raynal. Sus conocimientos de las plantas medicinales de su país y de rudimentos veterinarios en los establos de su amo Bayron Libertat, le permitieron lograr una gran ascendencia entre los negros cimarrones de las montañas haitianas.

Su pequeña estatura, su aspecto endeble y taciturno ocultaban su extraordinario dominio del cuerpo y el espíritu que se puso de manifiesto en los acontecimientos independentistas que sacudieron a Haití entre 1791 y 1803. Convirtió las bandas de negros cimarrones en un ejército de liberación aguerrido y organizado. Supo con gran arte y estrategia, sacar partido de las tácticas de guerrilla y las contradicciones entre los diferentes imperios que dominaban el Caribe.

Como ya hemos dicho las consignas de libertad e igualdad levantadas por Napoleón no pudieron cumplirse en Haití.

En plena lucha por su independencia la isla recibió un dictamen de Napoleón por el cual todas sus banderas debían llevar la leyenda: “Bravos negros recordad que solo el pueblo francés reconoce vuestra libertad y la igualdad de vuestros derechos”.

Los complejos motivos de esa determinación incluyen la presión de los dueños de las plantaciones sobre el Primer Cónsul.


Toussaint respondió a esto:

“Lo que queremos no es una libertad circunstancial que se nos conceda solamente a nosotros, sino la adopción absoluta del principio de que ningún hombre, nacido rojo, negro o blanco, pueda ser propiedad de su prójimo”.

Semejante extensión universal del derecho no pudo ser aceptada por Napoleón, que ordenó a su cuñado el general Charles Víctor Emmanuel Leclerc restablecer la esclavitud en la isla.

En junio de 1802 Toussaint de Louverture fue capturado y conducido a cautiverio. En tales circunstancias murió de hambre, frío y nostalgia casi un año después. Antes había dejado para la América antillana una profecía:

“Al derribarme solo se ha talado en Saint Domingue el tronco del árbol de la libertad de los negros, que volverá a crecer por las raíces, ya que estas son numerosas y profundas”

Unos meses después, el 28 de noviembre de 1803, el general Jean Jacques Dessalines, brazo derecho de Toussaint de Louverture, proclamaba la independencia de Haití en Fort Dauphin.

Sería el primer triunfo de la libertad en la América Latina y el segundo de todo el continente.



Fuente consultada: “La plantación: crisol de la sociedad antillana” artículo escrito por Manuel Moreno Fraginals, en El Correo de la UNESCO, Nº 12/1981)

Para ampliar información: ¿Ciudadanos de color?



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