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Los años coloniales que rememoramos, es decir el paso entre los siglos XVIII y XIX, nos han dejado innumerables retratos que nos muestran cómo fue la moda de aquellos años y sus influencias en la cultura. Comencemos por decir que la España Americana, tenía su propio estilo basado en el de la España Peninsular

Escena colonial
de Pedro Subercaseaux

Majas en el balcón
por Francisco de Goya y Lucientes

Durante el periodo colonial,  el Virreynato del Rio de la Plata tuvo la mirada puesta en Europa e intentó imitar, sobre todo,  a Francia y España. La clase influyente española y criolla -funcionarios y comerciantes- se vistió copiando la moda en París.

Vanidad por Francois Brunery


La moda europea, tras la Revolución Francesa y la ruptura con el antiguo régimen,  fue  menos lujosa; los colores erann claros, el corte de la vestimenta femenina el llamado princesa, debajo del busto. Los zapatos de la dama solían ser de tela, hechos a mano.


Corte princesa
moda francesa para 1800
Autorretrato de la pintora
Constanze Mayer - 1801



"Le Bon Gente: Le cache-cache"
("La Buena Gente: Jugando a las escondidas")
Figurín de modas francés de la época

La elite criolla en 1811
parte de un óleo de Pedro Subercaseaux
Moda europea
para 1809
Vecinos de Buenos Aires discutiendo en el cabildo
a fines de mayo (otoño en el hemisferio sur) de 1810




Damas patricias en la casa de Escalada”.
Buenos Aires - Oleo anónimo


"Increíble y maravilloso,  en el París de 1798"
por Louis L. Boily


En la primera década del siglo XIX  durante el período del Imperio Napoleónico, que coincidió con el Georgiano y la Regencia en Inglaterra, el estilo de cabello de las mujeres fue neoclásico con inspiración en las antiguas  Grecia y Roma. Las damas usaban rizos en la frente y cerca de las orejas, y el cabello atado en un nudo o rodete en la nuca; solían adornarlo con cintas o diademas.
En nuestras tierras  se acostumbraba el rodete, sostenido con una peineta, destacando algunos bucles enmarcando el rostro.  

Figurín frances "Costume Parisene" 1804
Margaret Stackpole, circa 1810
por Gilbert Sturart


Dama europea de 1804
por Jacques L. David





Las damas, utilizaban "mantillas", muy arraigadas en la moda de origen español; probablemente por una mezcla de influencias: celtas y árabes. Este aditamento tenía fuerte connotación religiosa ya que nuestras damas asistian diariamente a la Iglesia, donde era parte del ceremonial de respeto, llevar cubierta  la cabeza al ingresar. 



Damas porteñas en el templo
por Paliere


Rezando una plegaria
por F. Von Amerling
"Porteña en el templo"
Por Monvoisin


Otro aditamento obligado y tradicional era el abanico

 
Este objeto se convirtió en un auténtico parapeto de todo un repertorio de señas
Existían diferentes lenguajes del abanico pero todos ellos utilizaban como regla común la colocación del objeto en cuatro direcciones con cinco posiciones distintas en cada una de las cuatro. Con ese sistema se iban representando las letras del alfabeto. Pero además de esa regla general, había ciertos gestos con significado ya conocido por todo el mundo:



Tapada y con  abanico
por Susane  Roslin

Moverlo con la mano izquierda: nos observan.
Moverlo con la mano derecha: quiero a otro.
Dejarlo deslizar sobre la mejilla: te quiero.
Dejarlo deslizar sobre los ojos: vete, por favor.
Tocar con el dedo el borde: quiero hablar contigo.
Apoyarlo sobre la mejilla derecha: .
Apoyarlo sobre la mejilla izquierda: no.
Abanicarse deprisa: estoy prometida.
Apoyar el abanico en los labios: bésame.
Abrirlo despacio: espérame.
Golpearlo, cerrado, sobre la mano izquierda: escríbeme.
Semicerrarlo en la derecha y sobre la izquierda: no puedo.
Abierto, tapando la boca: estoy sola

Joven dama
por Rotari



Por otro lado:
En todo el mundo de la época, pese a la discreción de la nueva moda, hubo gran diversidad de telas debido al proceso de la Revolución Industrial: que determinó más mercados, menos tiempo de producción y costos más bajos, lo que fue aprovechado por una burguesía criolla próspera. 

Modista  por Frederic Soulacroix
Debajo de los vestidos, generalmente en color marfil, blanco o rosado, las damas llevaban una enagua del mismo género.
Dama federal   por Cayetano Descalzi
En cuanto a los hombres, el vestido habitual era chaqueta entallada  de  diversos colores y pantalón ceñido al cuerpo, todo en color negro, blanco o marfil. Debajo la camisa, más ceñida aún que el saco, era de color blanco. A ningún hombre de clase podía faltarle la galera y el bastón, que coronaban el atuendo.

Moda europea 1809
por G. J. Gatines
Caballeros en la Recova de Buenos Aires
por Rugendas


Caballero español
por Francisco de Goya y Lucientes

Retrato maculino por Francois P. Gerard
Chateaubriand en 1808
por Girodet Trioson
















Joven caballero inglés  de 1791
por Sir Thomas Lawrence
La variante de gala y muy similar, era el frac de origen francés, cuyo uso se masifica en el siglo XIX y surge a mediados del XVIII. El saco es más corto de adelante, con dos faldones detrás. Originariamente, la palabra frac devino del término “frock” inglés, indumentaria británica de montar.

Moda montana inglesa
1804
Caballero inglés (1795)
por J. L. David

Existía una diferencia entre el vestido urbano y el rural en  la Argentina, cuyo refinamiento no es el mismo; el contraste social se proyecta claramente en la vestimenta. A diferencia de la clase cultivada, vestía una chaqueta corta (el largo nunca se excedía de la cintura) con puños y cuello de terciopelo, camisa blanca con cuello blanco, pequeño corbatín negro y un chaleco con tres botones que en ocasiones exhibía un jabot en el centro.

Paisano de la campaña bonaerense
por Dhastel de Rivedoux

Paisana de la campaña bonaerense
por Dhastel de Rivedoux

El pantalón de tipo calzón español era entallado a las piernas y hasta las rodillas, abotonado a los costados. Debajo del pantalón o calzón, sobresalía hasta los tobillos un calzoncillo largo color blanco.
Posteriormente, este tipo de pantalón fue reemplazado por el poncho y el chiripá.
Acompañado por cuchillo o facón, completaba el traje con sombrero y manto.

Tomando mate
por J. M. Blanes



NAPOLEÓN Y SU INFLUENCIA EN LA MODA
DE AQUELLOS AÑOS





Napoleón, figura indiscutida de aquellos años, tenía una fuerte fascinación por la antigüedad clásica, especialmente por la Roma Imperial. Quizás fantaseaba con ser el Augusto de un nuevo y poderoso imperio, o un nuevo Alejandro.



Su preferencia por lo neoclasico se impuso en los palacios y residencias de su familia e influenció a toda Europa y sus colonias.
Su madre, sus dos esposas, sus hermanas, hermanastras, ahijada  y cuñadas lucieron la moda "imperio" que llevaba encierne la moda de estilo romano. Los vestidos de la Pompeya del siglo III a. C. , tanto en el corte como en los accesorios y peinados, se rememoran en los retratos de la familia napoleónica.

Marie Laeticia madre de Napoleón
por David Gerard

Josefine de Beauhamais, 1ª esposa de Napoleón
por David Gerard

Carolina,
hermana de Napoleón

Elisa Bonaparte
hermana de Napoleón
por Maria G. Benoist

















Hortencia de Beauhamais
ahijada y cuñada de Napoleón
por Anne R. Trioson
Paulina Bonaparte,
hermana de Napoleón
por G. Lefevre


















Damas de Pompeya s.III a.C.
comprando biyouterie
por Gustave Boulanger

Belleza pompeyana
por Raffael Zanetti

Madre pompeyana y su niño
por Alma Tadema






Rememorando la época(1790-1820) 
en libros y  revistas infantiles
por  grandes ilustradores




La Plaza de Mayo de 1810
por Roberto Regalado

Damita en la colonia y sus sirvientes
por Santos Martínez Koch

Vendedoras
por Roberto Bernabó
 


Damitas de Buenos Aires colonial
por Santos Martinez Koch







Congresistas de 1816
por Santos Martínez Koch




Teatro de la Ranchería
por Roberto Regalado
Tertulias en la Santa María de los Buenos Aires
por Roberto Regalado

Familia porteña
por Santos Martínez Koch

Familia altoperuana (noroeste argentino)
por Santos Martínez Koch




1 comentarios:

Excelente información e imágenes, me fue de mucha ayuda !

5/27/2014  

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