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Las tertulias y los cafés fueron en los siglos XVII y XVIII los lugares donde se practicaban dos artes que requerían contacto social: el diálogo y la discusión.
Su función era quizás la de enriquecer la cohesión social de una comunidad.
Su función era quizás la de enriquecer la cohesión social de una comunidad.
En España, los primeros cafés se inauguraron a mediados del siglo XVIII y como otras costumbres, estas se trajeron a la América colonial.
"Los políticos" pintura de Jose Jimenez Aranda
Buenos Aires, en ese entonces una gran aldea, tuvo sus casas distinguidas para la tertulia y sus cafés.
El primero de ellos “El Café de los Catalanes” se inauguró en 1799 y fue centro de las primeras conspiraciones antivirreynales.
"De las primeras
épocas de esta casa café, se recuerda la particular manera de ofrecer el
café con leche; servicio de inmensos tazones que se llenaba hasta
desbordar y cubrir luego el platillo que lo sustentaba; no se le
azucaraba en la forma en que lo hacemos hoy, pues se le
entregaba una medida especial, fabricada en lata y llena de azúcar no
refinada; el parroquiano vertía la medida en el tazón y recién entonces
el mozo servía el café con leche hasta el desborde."
Apenas un par de años después, en l801, se inauguró el “Café de Marco” regenteado por su dueño un navarro llamado Pedro José de Marco. Se lo llamó también “el Café del Colegio” pues estaba frente al Colegio de San Carlos. Se sabe que estaba muy bien arreglado, con mesas y sillas de madera fuerte y contaba también con un salón de billares.
Fue apostadero de patriotas durante las invasiones inglesas, en los edificios de alto, a fin de vigilar a los británicos que se establecieron cerca del teatro de la Ranchería. Fue allí donde Martín de Alzaga, con sus arengas, logró poner orden a sus partidarios para que se unieran a los otros patriotas.
Fue apostadero de patriotas durante las invasiones inglesas, en los edificios de alto, a fin de vigilar a los británicos que se establecieron cerca del teatro de la Ranchería. Fue allí donde Martín de Alzaga, con sus arengas, logró poner orden a sus partidarios para que se unieran a los otros patriotas.
"La aparición
de esta casa-café, fue anunciada en el “Telégrafo Mercantil” del 3 de
junio de 1801; se decía en el aviso que, para el día siguiente se
ofrecía la inauguración de un moderno salón de “Villar, Confitería y
Botillería” al que, seguramente, concurrirían los mejores hombres de la
ciudad. En ese día, los porteños elegantes se acercaron a la esquina de
la Santísima Trinidad y San Carlos (hoy Bolívar y Alsina) interesados
en conocer la nueva tertulia. El ambiente espacioso permitía divisar
hacia el fondo dos billares, acontecimiento inusitado en aquel antiguo
Buenos Aires, cuando de los cafés existentes, sólo algunos tenían una
mesa de billar.
Otro anuncio, empero, causó perplejidad y asombro: la casa-café contaba y
ponía a disposición de su clientela, un sótano destinado a mantener
fresca la bebida. Asimismo, se anunciaba que a partir del 1° de julio
de aquel año, el café pondría a disposición de los parroquianos un coche
de cuatro asientos para trasladar a los contertulios a sus casas
cuando llegara la estación de las lluvias." ![]() |
Café de Marco por R. Regalado |
En 1810 estos cafés fueron tribuna política donde se reunían las distintas facciones revolucionarias. En el "Café de los Catalanes" se reunía la facción política de los “saavedristas” y en el de "Marco" la de los “morenistas”.
Las logias que se conformaron en esos años, como la de la Independencia, los tuvieron también por escenario.
Sobre la calle del Cabildo (hoy Hipólito Yrigoyen) se hallaba el Café de los Trucos, uno de los primeros de la ciudad. A una cuadra del Café de Marco se hallaba el Café de la Victoria, un centro de suculentos banquetes.
Sobre la calle del Cabildo (hoy Hipólito Yrigoyen) se hallaba el Café de los Trucos, uno de los primeros de la ciudad. A una cuadra del Café de Marco se hallaba el Café de la Victoria, un centro de suculentos banquetes.
"(...) los
jóvenes alborotadores no concurrían a la Victoria, dado que este café
era frecuentado por hombres mayores y adocenados que hallaban
esparcimiento en su local lujoso.
La decoración del café tenía características
dieciochescas, con grandes espejos que decoraban su ambiente principal.
Un inglés, que visitó Buenos Aires alrededor de 1825, dejó el testimonio
en un extenso escrito, en el que detallaba que el «Café de la Victoria»
sólo podía ser superado por el «Mlle. Colomer» de París."
pintura de José Jimenez Aranda
Como en España, las reuniones o tertulias en las casas más influyentes de Buenos Aires tenían una función más amable. En ellas se hablaba de filosofía, se intercambiaban ideas… y se arreglaban matrimonios.
Algunas mujeres que por entonces tuvieron gran
participación en la vida política, también realizaron tertulias en sus casas. Las más activas fueron
Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña, Melchora Sarratea y Ana Riglos.
Damas como Mariquita Sánchez de Thompson tenían en ellas la oportunidad de mostrar su capacidad intelectual y su compromiso con los nuevos ideales. En una de esas tertulias, en la casa de la calle San José, de Mariquita Sanchez
de Thompson, se cantó por primera vez el Himno Nacional
Argentino. ![]() |
Ambientación de un salón de tertulias colonial en el Museo Histórico Nacional (Argentina) |
Los asistentes, «contertulios»
o «tertulianos» aprendían en ellas tolerancia y sentido crítico, pero además
estrechaban lazos de amistad y relación social.
Allí
se reunían los comerciantes para discutir sobre religión, política, e inclusive
para jugar a las cartas, al billar o truque, al ajedrez y al chaquete -backgammon- y
resolver adivinanzas y acertijos. Después de la charla o los juegos era muy
común que se bailara hasta tarde.
María
Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno, fue una de las más activas mujeres
de la época.
Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña, esposa del
patriota Rodríguez Peña fue una de las más notables luchadoras durante los días
de Mayo. Se reunía con otras damas en su quinta –actual Callao al 900 de la
ciudad de Bs. As.- y se cree que fue a
instancias de ella que Saavedra produjo
el pronunciarse del 25 de Mayo de 1810.
También fueron muy importantes las reuniones que se
efectuaron en la casa de Vieytes, un próspero comerciante de jabones. Esa casa
se piensa que estuvo ubicada en la calle México al 1000, o en la esquina de las calles Lima
y Venezuela.
En la casa de la calle Reconquista de Ana Perichón
se dice que se armaron las intrigas y los contrabandos más importantes de la época
Las visitas de asistentes a las casas particulares eran
de dos tipos, las de amistad y las de etiqueta. La de amistad debía confirmarse
enviando a una criada con cierta anterioridad La visita sabía que una vez servido el
chocolate con bizcochos se debía retirar. La de etiqueta (cumpleaños o Pascua),
se hacía por la mañana. A las 11 horas se servían licores, frutas en
aguardiente y vinos añejos.
Las estampas de aquella época auroral se
montan en el teatro de estas tertulias y cafés. Imaginar la época es
evocarlos irremediablemente.
Algunas fuentes consultadas
Etiquetas: Cafes y tertulias, Moda y costumbres
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