
(fragmentos de

Carlos IV de Borbón
por Francisco de Goya
por Francois Gerard
de María Teresa de Rabassa; Plaza y Janes Editores
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Sitio de Zaragoza 1808
por Alvarez Dumont
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Miguel Salamero defensor en Zaragoza por Brambila |
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Ocupación francesa por Eduardo Zamacois y Zabala |
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Contienda de Valdepeñas por Bonell |
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Defensa de la Torre de San Agustin
por Cesar Alvarez Dumont
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Etiquetas: Independencia española, Los Borbones, Napoleón
Existe un síndrome llamado “de Fernando VII”, que Sucede cuando, cargados de razón, creemos que defendemos la justicia pero, presos de nuestro instinto y nuestros condicionamientos -las improntas-, sólo servimos a una identidad. Una identidad que puede tomar la forma de un ego, un bando o una nación. El síndrome se llama así no por el mismo Fernando VII, sino por haberlo padecido aquellos que valientemente le defendieron”
http://alfonsolongo.blogspot.com/2008/12/el-sndrome-de-fernando-vii.html)
No obstante la crisis de las monarquías a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, en las colonias hispanoamericanas podían caber todo tipo de cuestionamientos a la monarquía española, pero la figura del Rey era preservada como autoridad legítima.
La era monárquica, que comenzaba su declinación, debía desarmar una construcción poderosa y pesada que llevaba ya miles de años: la idea de la regencia de una entidad sobre el resto: la del Rey, el príncipe regente de un Estado.
Si se examinan las proclamas y declamaciones revolucionarias de aquellos años en Sudamérica, aparecerá casi siempre la figura de Fernando VII como signo frente al cual se imponían límites hasta los mismos revolucionarios.
En el caso particular de Fernando VII se añadía, por parte de los hispanoamericanos , un afán por valorarlo como factor de cohesión de la América de origen hispánico frente al avance de las pretensiones del potente emperador francés Napoleón Bonaparte; quien se creía investido por la historia para llevar adelante los beneficios de una aurora liberal, inaugurada por la revolución que su país había producido años antes.
Fernando VII rey de España e Indias
por Luis de la Cruz y Río
Así vemos una profesión común de lealtad a Fernando VII, por ejemplo, en la proclama revolucionaria de Caracas del 19 de abril de 1810, en las discusiones del histórico cabildo del 22 de mayo en el Rio de la Plata; en las consignas del Grito de Dolores en México; de igual modo en las juntas constitutivas de Chile, en las primeras manifestaciones independentistas de revolucionarios como Belgrano, Hidalgo y aún Bolívar.
En la asonada de Quito de agosto de 1809 en los cuarteles se juró “por Dios y por la cruz de mi espada defender a mi legítimo soberano Fernando VII…”
Con respecto a nuestro histórico mayo de 1810, en el virreynato del Rio de la Plata, un manuscrito anónimo publicado por el historiador Marfany, dice que “amanecieron el día lunes 21, en Plaza Mayor, bastante porción de encapotados con cintas blancas al sombrero y casacas en señal de unión entre americanos y europeos y el retrato de nuestro amado monarca -Fernando VII- en el cintillo del sombrero”
Sin embargo este rey no fue más que una quimera para aquellos que invocaron su nombre. Se mostró servil con Napoleón, ponderando sus victorias mientras su pueblo organizaba la resistencia y defendía con valor su trono y dinastía. Fue absolutista mientras su país se volvía liberal y aspiraba a ensayar nuevos modos de representatividad. No valieron para él entonces los heroicos sucesos que dieron origen a la independencia española, no lo movió el valor incuestionable de su pueblo sino sus pequeñas ambiciones.
El Tres de Mayo
por Francisco de Goya y Lucientes
Llegado al trono, traicionó las expectativas de su pueblo, comportándose como un auténtico absolutista. Al punto que “El Deseado”, como sus súbditos lo llamaron mientras lo imaginaban víctima de Napoleón, por sus posteriores felonías pasó a ser llamado “El rey felón”.
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La Revolución de Mayo de 1810 en el Río de la Plata, Argentina
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Etiquetas: ESPAÑA, Fernando VII, Los Borbones