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Brilla que brilla, que brilla
la esperanza brillará,
rueda que te rueda
hacia la primavera rodará
cada hombre un poco
todos a la vez,
se precisan soles para amanecer
se precisan soles para amanecer.
“Después que el gobernador de la provincia dio por terminada la ceremonia, el general Belgrano tomó la palabra y arengó al pueblo con mucha vehemencia prometiéndole el establecimiento de un gran imperio en la América meridional, gobernado por los descendientes de (que todavía existen en el Cuzco) de la familia imperial de los incas. (..) Los indios están como electrizados con este nuevo proyecto y se juntan en grupos bajo la bandera del sol. Están armándose y se cree que pronto se formará un ejército en el alto Perú de Quito a Potosí, Lima y Cuzco. “
Fuente: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/independencia/patria_grande_perdida.php )
El sol que alumbra el centro de la bandera de Argentina, es un testigo mudo, que recién en estos tiempos comienza a encontrar voces que hablen por y de él.
En el ideario revolucionario de Mayo, Mariano Moreno había tenido como visión, una nación continental bajo el mando de un Rey Inca, de un "Rey Sol".
A través de la Logia Lautaro la idea –inicialmente acariciada por Miranda- de una Nación presidida por un descendiente directo del incanato había inspirado el Plan Continental que San Martín y O’Higgins llevarían adelante. La nueva Nación soñada por nuestro leal Manuel Belgrano se llamaría “Provincias Unidas de Sud América”.
El iluminado Simón Bolívar también la soñaba, la convocaba, la proclamaba, y probablemente la anticipaba, con el alma en la mano ante el Monte Sacro, cuando muy joven y frente a él comprendía su misión de vida.
Pero ¿existía entonces un descendiente de los otrora poderosos Incas que pudiera recibir tal distinción?
Sí, existían dos: Dionisio Ucho Inca Yupanqui, nieto legítimo por línea paterna del duodécimo y último Emperador del Perú: el Inca Huaina Capac, por un lado, y Juan Bautista Tupac Amaru, hermano menor del legendario José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II, por otro.
Tupac Amaru por Francisco Abril de Vivero
Dionisio Inca Yupanqui fue un militar de meritoria carrera al servicio de España, quien dijo en diciembre de aquel 1810, como diputado americano ante las cortes de Cadiz: “Ningún pueblo puede ser libre si oprime a otro pueblo”.
Juan Bautista Tupac Amaru no había corrido igual suerte, pues estaba cautivo desde hacía más de 30 años en una cárcel africana de propiedad de España. Era en la línea al incanato 5º nieto del último emperador del Perú, hermano menor de José Gabriel y tras el asesinato de su hermano fue desterrado y encarcelado junto a su sobrino Mariano Túpac Amaru, segundo hijo varón de Túpac Amaru II y Micaela Bastida.
En 1822 sería traído al Río de la Plata, donde fallecería y sería sepultado.
El sol de la bandera argentina, emblema del Cuzco, le rinde tácito honor.
El General San Martín
y la Regencia de un Inca

Du
“Ya digo a Laprida lo admirable que parece el plan de un inca a la cabeza, las ventajas son geométricas, pero por la patria, les suplico, no nos metan en una regencia de personas, en el momento que pase de una, todo se paraliza y nos lleva al diablo; al efecto, no hay más que variar el nombre a nuestro director y queda un regente, esto es lo segundo para que salgamos a puerto de salvación “
El sol del 25
(Gato patriótico grabado por Carlos Gardel el 22 de mayo de 1930)
Para escuchar el tema aconsejamos pausar música de fondo y pulsar aquí
Ya el sol del veinticinco
viene asomando...
Y su luz en el Plata
va reflejando...
¡Oíd! Ya lo anuncia la voz del cañón.
Icemos al tope nuestro pabellón...
Y las campanas
mezclan sus alborotos
viene asomando...
Y su luz en el Plata
va reflejando...
¡Oíd! Ya lo anuncia la voz del cañón.
Icemos al tope nuestro pabellón...
Y las campanas
mezclan sus alborotos
al de las dianas...
¡Viva la Patria!, se oye
y el clamoreo...
Y nos entra en la sangre
cierto hormigueo...
Al pueblo, al gauchaje
hace el entusiasmo
¡Viva la Patria!, se oye
y el clamoreo...
Y nos entra en la sangre
cierto hormigueo...
Al pueblo, al gauchaje
hace el entusiasmo

temblar de coraje.
Y hasta parece
que la estatua 'e Belgrano
se estremeciese...
Al blanco y al celeste
de tu bandera...
contempla victoriosa la cordillera...
que la estatua 'e Belgrano
se estremeciese...
Al blanco y al celeste
de tu bandera...
contempla victoriosa la cordillera...
... Pa' traerte laureles cruzaron los Andes
San Martín, Las Heras, Soler y otros grandes...
Y ya paisanos... ¡fueron libres los pueblos americanos!
Música: Carlos Gardel
Letra: Razzano Lombardo Rocca
El discurso del Inca Yupanqui
ante las Cortes de Cadiz
Dionisio Inca Yupanqui defendió la igualdad de españoles e indios americanos en un discurso impactante ante las Cortes en Cádiz, alegato que sería memorable en la historia del pensamiento moderno. Es un texto relativamente desconocido y fue pronunciado en la sesión del 16 de diciembre de 1810.
He aquí su texto completo:
"Señor: Diputado suplente por el Virreynato del Perú, no he venido a ser uno de los individuos que componen este cuerpo moral de V. M. para lisonjearle; para consumar la ruina de la gloriosa y atribulada España, ni para sancionar la esclavitud de la virtuosa América. He venido, sí, a decir a V. M. con el respeto que debo y con el decoro que profeso, verdades amarguísimas y terribles si V. M. las desestima; consoladoras y llenas de salud, si las aprecia y ejercita en beneficio del pueblo. No haré, señor, alarde ni ostentación de mi conciencia; pero sí diré que reprobando esos principios arbitrarios de alta y baja política empleados por el despotismo, sólo sigo los recomendados por el evangelio que V. M. y yo profesamos.
Me prometo, fundado en los principios de equidad que V. M. tiene adoptados, que no querrá hacer propio suyo este pecado gravísimo de notoria y antigua injusticia, en que han caído todos los gobiernos anteriores: pecado que en mi juicio es la primera o quizá la única causa por que la mano poderosa de un Dios irritado pesa tan gravemente sobre este pueblo nobilísimo, digno de mejor fortuna.
Señor, la justicia divina protege a los humildes, y me atrevo a asegurar a V. M., sin hallarme ilustrado por el espíritu de Dios, que no acertará a dar un paso seguro en la libertad de la patria, mientras no se ocupe con todo esmero y diligencia en llenar sus obligaciones con las Américas: V.M. no las conoce. La mayor parte de sus diputados y de la Nación apenas tienen noticia de este dilatado continente. Los gobiernos anteriores le han considerado poco, y sólo han procurado asegurar las remesas de este precioso metal, origen de tanta inhumanidad, de que no han sabido aprovecharse. Le han abandonado al cuidado de hombres codiciosos e inmorales; y la indiferencia absoluta con que han mirado sus más sagradas relaciones con este país de delicias ha llenado la medida de la paciencia del padre de las misericordias, y forzándole a que derrame parte de la amargura con que se alimentan aquellos naturales sobre nuestras provincias europeas.
Señor, la justicia divina protege a los humildes, y me atrevo a asegurar a V. M., sin hallarme ilustrado por el espíritu de Dios, que no acertará a dar un paso seguro en la libertad de la patria, mientras no se ocupe con todo esmero y diligencia en llenar sus obligaciones con las Américas: V.M. no las conoce. La mayor parte de sus diputados y de la Nación apenas tienen noticia de este dilatado continente. Los gobiernos anteriores le han considerado poco, y sólo han procurado asegurar las remesas de este precioso metal, origen de tanta inhumanidad, de que no han sabido aprovecharse. Le han abandonado al cuidado de hombres codiciosos e inmorales; y la indiferencia absoluta con que han mirado sus más sagradas relaciones con este país de delicias ha llenado la medida de la paciencia del padre de las misericordias, y forzándole a que derrame parte de la amargura con que se alimentan aquellos naturales sobre nuestras provincias europeas.
Apenas queda tiempo ya para despertar del letargo, y para abandonar los errores y preocupaciones hijas del orgullo y vanidad. Sacuda V. M. apresuradamente las envejecidas y odiosas rutinas, y bien penetrado de que nuestras presentes calamidades son el resultado de tan larga época de delitos y prostituciones, no arroje de su seno la antorcha luminosa de la sabiduría ni se prive del ejercicio de las virtudes. Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre. V. M. toca con las manos esta terrible verdad.
Constitución de las Cortes por Salvador Viniegra
Napoleón, tirano de la Europa su esclava, apetece marcar con este sello a la generosa España. Esta, que lo resiste valerosamente no advierte el dedo del Altísimo, ni conoce que se castiga con la misma pena al que por espacio de tres siglos hace sufrir a sus inocentes hermanos.
Como Inca, Indio y Americano, ofrezco a la consideración de V.M. un cuadro sumamente instructivo. Dígnese hacer de él una comparada aplicación, y sacará consecuencias muy sabias e importantes. Señor: ¿Resistirá V. M. tan imperiosas verdades? ¿Será insensible a las ansiedades de sus súbditos europeos y americanos ? ¿Cerrará V. M. los ojos para no ver con tan brillantes luces el camino que aún le manifiesta el cielo para su salvación? No, no sucederá así, yo lo espero lleno de consuelo en los principios religiosos de V. M. y en la ilustrada política con que procura señalar y asegurar sus soberanas deliberaciones"
Fuente: http://www.lapatriagrande.com.ar/HNA04.htm
Sudamericanos
mirad ya lucir
de la dulce patria
la aurora feliz
El espíritu de esas horas podía ser llevado por la incertidumbre que llegaba con cada correo de noticias. Los españoles habían logrado sofocar la Revolución en otras colonias. Una sola les era esquiva: El Río de la Plata.
![]() |
Himno en casa de Mariquita Sanchez por Fray Pedro Subercaseaux Errázuriz |
Había que encender ese Espíritu y prepararlo para la lucha. Fray Cayetano Rodriguez y Vicente López y Planes son convocados para crear una canción que lo logre.
La noche del 8 de mayo de 1813 en La Casa de Comedias, Vicente López asiste a la puesta en escena de una obra francesa. Al comenzar se escucha “La Marsellesa”. Contará años después Lucio V. López: ..."salió del teatro con el cerebro ardiente, el corazón palpitante, el pecho henchido de inspiración..."Puede decirse que el himno había nacido en aquel momento."
Un relato relato de Brackenridge viajero norteamericano, tomado de su libro Voyage to South America, publicado en Baltimore en 1819, decía:
“Por la tarde, nuestros compañeros, después de beber un vaso de algo estimulante, rompieron con una de sus canciones nacionales, que cantaron con entusiasmo como nosotros entonaríamos nuestro ‘Hail Columbia!’. Me uní a ellos en el fondo de mi corazón, aunque incapaz de tomar parte en el concierto con mi voz. La música era algo lenta, aunque audaz y expresiva... este himno, me dijeron, había sido compuesto por un abogado llamado López, ahora miembro del Congreso, y que era universalmente cantado en todas las provincias de El Plata, así en los campamentos de Artigas, como en las calles de Buenos Aires; y que se enseña en las escuelas como parte de la esencia de la educación de la juventud...”
Sin duda las estrofas de La Marsellesa inspiraron al poeta, es notable la copia en texto o sentido de algunos párrafos que vale la pena observar y comparar, la hora y el sentido trágico, político y cultural de ese momento los justifica.
Texto completo del
Himno Nacional Argentino
Himno Nacional Argentino
Oíd mortales el grito sagrado
Libertad, libertad, libertad;
Oíd el ruido de rotas cadenas
Ved el trono a la noble igualdad
Se levanta en la faz de la tierra
Una nueva, gloriosa nación
Coronada su cien de laureles
Y a sus plantas rendido un león.
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
La grandeza se anima en sus pechos;
A su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huecos revive el ardor
Lo que va renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.
Pero muros y sierras se sienten
Retumbar con horrible fragor
Todo el país se conturba por gritos
De venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel.
¿No los veis sobre México y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llantos, y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
Todo pueblo que logran rendir?
A vosotros se atreve argentinos
El orgullo del vil invasor
Vuestros campos ya pisa cantando
Tantas glorias hollar vencedor
Mas los bravos, que unidos juraron
Su feliz libertad sostener
A estos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor
El clarín de la guerra, cual trueno
En los campos del sud resonó
Buenos Aires se opone a la frente
De los pueblos de la ínclita unión
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo león.
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán
La colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el brazo argentino triunfó
Aquí el fiero opresor de la Patria
Su cerviz orgullosa dobló.
La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la libertad
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín
Y de América el nombre enseñado
Les repite, mortales oíd:
Ya su trono dignísimo abrieron
Las provincias Unidas del Sud
Y los libres del mundo responden:
Al gran pueblo argentino ¡salud!.
Libertad, libertad, libertad;
Oíd el ruido de rotas cadenas
Ved el trono a la noble igualdad
Se levanta en la faz de la tierra
Una nueva, gloriosa nación
Coronada su cien de laureles
Y a sus plantas rendido un león.
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
La grandeza se anima en sus pechos;
A su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huecos revive el ardor
Lo que va renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.
Pero muros y sierras se sienten
Retumbar con horrible fragor
Todo el país se conturba por gritos
De venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel.
¿No los veis sobre México y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llantos, y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
Todo pueblo que logran rendir?
A vosotros se atreve argentinos
El orgullo del vil invasor
Vuestros campos ya pisa cantando
Tantas glorias hollar vencedor
Mas los bravos, que unidos juraron
Su feliz libertad sostener
A estos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor
El clarín de la guerra, cual trueno
En los campos del sud resonó
Buenos Aires se opone a la frente
De los pueblos de la ínclita unión
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo león.
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán
La colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el brazo argentino triunfó
Aquí el fiero opresor de la Patria
Su cerviz orgullosa dobló.
La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la libertad
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín
Y de América el nombre enseñado
Les repite, mortales oíd:
Ya su trono dignísimo abrieron
Las provincias Unidas del Sud
Y los libres del mundo responden:
Al gran pueblo argentino ¡salud!.
LA MARSELLESA
En 1792, tras la declaración de guerra del Rey de Francia a Austria, un oficial francés:, Rouget de l'Isle, compone un "Canto de guerra para el ejército del Rin". Dicho canto es adoptado por los federados de Marsella que participan en la insurrección de las Tullerías, el 10 de agosto del mismo año. Su éxito es tal, que se lo declara "canto nacional" el 14 de julio de 1795.
¡En marcha, hijos de la Patria,
ha llegado el día de gloria!
Contra nosotros, la tiranía alza
su sangriento pendón.
ha llegado el día de gloria!
Contra nosotros, la tiranía alza
su sangriento pendón.
¿Oís en los campos el bramido
de aquellos feroces soldados?
¡Vienen hasta vosotros a degollar
a vuestros hijos y vuestras compañeras!
¡A las armas, ciudadanos!
¡Formad vuestros batallones!
¡Marchemos, marchemos!
¡Que una sangre impura
inunde nuestros surcos!
¡Formad vuestros batallones!
¡Marchemos, marchemos!
¡Que una sangre impura
inunde nuestros surcos!
¿Qué pretende esa horda de esclavos,
de traidores, de reyes conjurados?
¿Para quién son esas innobles cadenas,
esos grilletes preparados de hace tiempo?
Para nosotros, franceses ...
¡Ah! ¡Qué ultraje!
¡Qué transportes debe suscitar!
¡A nosotros, se atreven a intentar
reducirnos a la antigua servidumbre!
¡Cómo! ... ¿Cohortes extranjeras
harían la ley en nuestros hogares?
¡Cómo! ... ¿Esas falanges mercenarias
abatirían a nuestros fieros guerreros?
¡Dios santo! ¡Encadenadas por otras manos,
nuestras frentes se inclinarían bajo el yugo!
¡Unos déspotas viles serían
los dueños de nuestros destinos!
harían la ley en nuestros hogares?
¡Cómo! ... ¿Esas falanges mercenarias
abatirían a nuestros fieros guerreros?
¡Dios santo! ¡Encadenadas por otras manos,
nuestras frentes se inclinarían bajo el yugo!
¡Unos déspotas viles serían
los dueños de nuestros destinos!
¡Temblad, tiranos! Y vosotros, pérfidos,
oprobio de todos los partidos,
¡temblad! ¡Vuestros planes parricidas
recibirán por fin su merecido!
Todos son soldados para combatiros.
¡Si nuestros jóvenes héroes caen,
la tierra produce otros,
listos para luchar contra vosotros!
oprobio de todos los partidos,
¡temblad! ¡Vuestros planes parricidas
recibirán por fin su merecido!

¡Si nuestros jóvenes héroes caen,
la tierra produce otros,
listos para luchar contra vosotros!
Franceses, asestad vuestros golpes
o retenedlos, magnánimos guerreros:
perdonad a esas víctimas tristes,
que a su pesar se arman contra nosotros.
¡Pero no a esos déspotas sanguinarios,
esos cómplices de Bouillé,
todos esos tigres que, despiadados,
desgarran el seno de su madre!
o retenedlos, magnánimos guerreros:
perdonad a esas víctimas tristes,
que a su pesar se arman contra nosotros.
¡Pero no a esos déspotas sanguinarios,
esos cómplices de Bouillé,
todos esos tigres que, despiadados,
desgarran el seno de su madre!
¡Amor sagrado de la Patria,
conduce y sostén nuestros brazos vengadores!
¡Libertad, Libertad amada,
combate con tus defensores!
¡Que la victoria, a tus voces viriles,
acuda bajo nuestras banderas;
que tus enemigos, al expirar,
vean tu triunfo y nuestra gloria!
Entraremos en el camino
cuando nuestros mayores ya no estén aquí;
encontraremos sus cenizas
y la huella de sus virtudes.
Menos deseosos de sobrevivirles
que de compartir su tumba,
tendremos el orgullo sublime
de vengarlos o de seguirlos.
cuando nuestros mayores ya no estén aquí;
encontraremos sus cenizas
y la huella de sus virtudes.
Menos deseosos de sobrevivirles
que de compartir su tumba,
tendremos el orgullo sublime
de vengarlos o de seguirlos.
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