La palabra logia tiene diferentes contextos de traducción, tomaremos la que sugiere a la logia como “mundo”, es decir un espacio humanamente construido. La palabra es siempre un ingrediente esencial a la construcción del mundo, también lo es la existencia de reglas, jerarquías y por tanto un orden. De tal modo algunos hablan de órdenes masónicas, de ordenamientos, de orientaciones (orientes).
En sus raíces la masonería es una construcción medieval.
Fue creada por los gremios de artesanos expertos en las catedrales, para transmitir y conservar sus fundamentos de manera rigurosa. De allí los símbolos que las identifican en todo el mundo, aún hoy.
Con el tiempo tuvieron una función más amplia, especulativa y filosófica. Para ello y con el fin de buscar la tolerancia religiosa –tan exigua en la Europa medieval- aplicaron la idea de Dios como Gran Arquitecto Universal.
Desde allí influyeron sin duda en la construcción de la “modernidad” , la que impuso el triunfo de la ciencia sobre la religión y en la construcción política de las nuevas naciones y sociedades. Su historia entonces las convertía en espacios ideales para pensar y preparar, con el celo propio de un buen "secretario", la arquitectura de la nueva era.
Las logias americanas
La masonería del siglo XVIII y XIX era un espacio secreto (otra de las acepciones del término logia es enramada, galería) donde se preparaban nuevos ordenamientos y conspiraciones contra el viejo orden monárquico y contra su absolutismo en decadencia.
Las logias americanas eran en su mayoría hijas de la logia francesa, de carácter liberal llamada Gran Oriente de Francia. Tuvo entre sus objetivos la caída de las monarquías, descolonización e independencia de América, establecimiento de la República (la res-pública o cosa pública) y práctica de la Democracia.
La masonería llegó a nuestro continente por obra de Francisco de Miranda, militar y político de extraordinaria trayectoria en los hechos más importantes de aquellos años. Gracias a él Simón Bolívar, Bernardo de O´Higgins y José Francisco de San Martín se iniciaron en la masonería. Francisco de Miranda a su vez habría sido iniciado en ella por el revolucionario marqués de La Fayette.
El púlpito de la Libertad por Jean Jerome Ferris 1775
“El papel de Miranda se vio reforzado por su experiencia militar en la guerra de Independencia de Estados Unidos y en la Revolución Francesa. De ambas experiencias obtuvieron además los independentistas hispanoamericanos los principios políticos y la bandera de la "Libertad, Igualdad y Fraternidad", alzada por primera vez en la lucha independentista de Estados Unidos y, posteriormente, en la Francia revolucionaria”. (Julio Roberto Galindo Hoyos, miembro de la Academia Colombiana de la Historia).
En 1797, en París, Miranda presidió una reunión de partidarios de la independencia de las colonias españolas de América. En Londres, ese mismo año, fundó La Gran Reunión Americana, también conocida como Logia de los Caballeros Racionales. En su afán por recibir el apoyo británico, no vaciló en tentar a varios funcionarios con la posibilidad de la hegemonía comercial inglesa, en los vastísimos territorios desde el Misissippi a la Patagonia. Aspiraba a un único Estado hispanoamericano independiente, para el cual había proyectado una constitución e ideado un nombre: Colombia.
Francisco de Miranda por Martín Tovar y Tovar
En la Argentina la primera logia funcionó, a fines del siglo XVIII, en el Rio de la Plata, con el nombre de Logia Independencia, con los rituales y autorización de la Gran Logia General Escocesa de Francia. Con objetivos obviamente independentistas funcionaba en una vieja casona junto a la Capilla de San Miguel. En el año de 1810 había aparecido otra logia homónima cuyo Venerable Maestro fue el abogado rioplatense Julián Álvarez.
Es esta logia – que se reunía en el Café de los Catalanes- la que habría sido la génesis de la posterior Logia Lautaro de Buenos Aires -fundada en Cádiz en 1811-, la que sería la de mayor gravitación en la independencia de todo el continente.
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