
Fue maestra de maestras junto a Sarmiento.
Los textos son fruto de su investigación histórica.
La Revolución de Mayo de 1810
ESCENA IV
(Escrito en 1864)
"En la muy noble y muy leal ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de Buenos Aires, a 24 de Mayo de 1810: estando congregados a la hora señalada en su Sala Capitular los Señores del Exmo. Cabildo Gobernador, y colocados bajo de docel, con sitial por delante y en él la imagen del Crucifijo y los Santos Evangelios, comparecieron el Exmo. Sr. Presidente y Señores Vocales electos de la Junta Provisoria Gubernativa, D. Baltazar Hidalgo de Cisneros, D. Cornelio de Saavedra, Dr. D. Juan Nepomuceno de Sola, Dr. D. Juan José, Castelli y D. José Santos de Inchaurregui: ocuparon los respectivos lugares que se les tenían designados, siendo el del Exmo. Sr. Presidente en el cuerpo capitular, a la derecha del Señor Alcalde de primer voto; y este arengó al concurso, que se componía de algunos Señores Ministros de la Real Audiencia, Contadores Mayores, Reverendo Obispo, Ministros de Real Hacienda, Dignidades y Prebendados, Prelados de las religiones, Jefes Comandantes de los cuerpos y empleados; haciéndoles entender el fin de aquella concurrencia, y me ordenó a mí el actuario leyese la acta de elección de la Junta, lo que así verifiqué. Después de esto, los Señores Presidente y Vocales por su orden, hincados de rodillas y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, juraron desempeñar legalmente sus respectivos cargos, conservar íntegros estos dominios al Señor Don Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino.

Don Miguel de Azcuénaga, Pbro. Doctor Manuel Alberti, Don Domingo Matheu y Don Juan de Larrea, y los Señores Secretarios, Doctor Juan José Paso y Doctor Mariano Moreno, quienes ocuparon los lugares que les estaban preparados, colocándose en los demás los Prelados, Jefes y Comandantes y personas de distinción que concurrieron... Seguidamente (el Presidente), hincado de rodillas y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar lealmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto Soberano, el Señor Don Fernando Séptimo y sus legítimos sucesores y guardar las leyes del Reino..."
La Junta Provisoria queda instalada:
"En la muy noble y muy leal Ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de Buenos Aires, a veinticinco de mayo de mil ochocientos diez, sin haberse separado de la Sala Capitular los Señores del Excelentísimo Cabildo, se colocaron a la hora señalada bajo el dosel, con sitial por delante, y en él la imagen del Crucifijo, y los Santo Evangelios; comparecieron los señores Presidente y vocales electos de la nueva Junta provisoria gubernativa (sigue la nómina de los miembros), quienes ocuparon los respectivos lugares que les estaban preparados... y habiéndose leído por mí, el actuario, el acta de elección, el Señor Presidente electo... seguidamente hincado de rodillas, y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto Soberano el señor don Fernando Séptimo, y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las Leyes del Reino.
La Junta envió a las autoridades del interior una Circular el día 27 de mayo para informarles acerca de la situación en Buenos Aires y pedirles que enviaran representantes que se irían incorporando a la Junta a medida que llegaran a la capital.

19 y 20 de diciembre de 2001:
Cuando el Pueblo supo de qué se trata...

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En memoria del “argentinazo”
Árboles de fuego, para Navidad
Ollas que destellan, en la noche azul
Abollada estrella, vieja Cruz del Sur
Los lobos ahora se excitan,
Aunque el plan sale de prisa
El plan va saliendo bien
Dientes de cordero, cruzan la ciudad
Gritan su deseo de justicia y libertad
Despertar de un sueño turco y sin nariz
Carnaval del hambre, se fue la perdiz
Piquetes y horcas, muerte en el corral
El poder es ciego, no puede escuchar
Me duele la risa, me duele cantar
Basta de cornisas, basta de saltar
Y ahora quien se viene y ahora quien se va
Dientes de cordero, ¡muerdan sin soltar!
Sangre en la vereda, en el palacio gris
Sangre en la escalera, en la tuya bajo tu nariz
Miles de pueblitos - villas, crecen en el interior
Feudos medievales donde, te llaman "señor"
La escuela no abre, cierra el hospital
Sentís el latido ¡lobo!, de la yugular.
Estribillo:
basta de cornisas, basta de saltar.
Y ahora quien se viene, y ahora quien se va
dientes de cordero, ¡muerdan sin soltar!...
Coro:
Luz de nacimiento
sea tu dolor
que la noche es larga y
¡como quema el sol!
Posteriormente Gomensoro viajó a Montevideo y señaló que “temiendo por persecuciones e insultos de los enemigos de la Patria traje conmigo los libros Parroquiales”, agregando que los entregó al obispo.
Gomensoro sería uno de los tantos curas "gauchos" que se unirían con entusiasmo a la Revolución, enfrentando al poder colonial . Su participación sería fundamental para la independencia de estas tierras.
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Frailes gauchos por Santos Martinez Koch |
Etiquetas: Anecdotario, URUGUAY, Visiones de la Revolución de Mayo
La mirada de un librepensador sobre la generación de Mayo : José Manuel Estrada
José Manuel Estrada fue un abogado, escritor y político de fuerte extracción católica que confrontó con las ideas liberales laicas que dieron origen a nuestra organización como Estado moderno. Tuvo un destacado rol en la vida de importantes instituciones educativas como el Colegio Nacional Buenos Aires, la Universidad de Buenos Aires, y el Congreso Pedagógico de 1882.
Su profunda y particular mirada de la generación de 1810 es digna de analizarse críticamente.
De un discurso dado en el citado Colegio Nacional Buenos Aires son los fragmentos que a continuación transcribo. Fue dirigido por José Manuel Estrada el 24 de mayo de 1879 – ciento treinta años atrás- , siendo él Rector de la Institución, a sus alumnos.
“La generación de 1810 fundó la nacionalidad argentina, desvinculada jurídicamente del imperio español por la caída de la dinastía borbónica, pero reciamente combatida por los poderes coloniales y metropolitanos, luchando en desmedida arena, con sus letrados convertidos en caudillos, en héroes sus grandes capitanes y sus pueblos en ejércitos, por la tierra y en las aguas, aquí y allá de las cordilleras, un año y otro año, sin reposo ni desmayo; porque dos gloriosas virtudes cívicas la alentaban: fe indeclinable en sus designios, abnegación patriótica que rivalizaba con la austera abnegación de los varones clásicos.
Si retrocedéis hasta aquellos años de maravillosa fecundidad, no sé que cosa debáis admirar mas vivamente: si la grandeza del propósito o la mezquindad de los recursos de una pobre y despoblada colonia, que malcontenta de emanciparse, desata uno de dos torrentes de soldados generosos, partidos del Plata y del Orinoco, que cruzan guerreando el continente para confundirse en el campo sangriento de Ayacucho, ¡magnánimos hermanos de un linaje olvidadizo, mártires y adalides de la independencia americana!
"Carga de caballería de O´Higgins" por Pedro Subercaseaux Errázuriz
(…)La generación de 1810 tuvo la pasión de San Martín; pero no toda tuvo conciencia tan delicada y severa. Su fecundo patriotismo fue fanático. Quiero decir que fue impiadoso, y por ello se ensangrentó en la Cabeza del Tigre, y en la matanza de 1812, imitada de los brutales ejemplos con que los terroristas franceses escandalizaron al mundo; que fue teatral, y por ello sus Castelli y sus Sarratea llevaban a los ejércitos la declamación enfática, la dureza y las intrigas que los convencionales llevaban a los ejércitos de la República Francesa; que fue iluso, y por eso se nutría de paradojas trasfundidas a las masas, que al oírse preconizar soberanas, exigieron su soberanía o la soberanía de sus caudillos; que fue presuntuoso , y por ello las clases cultas creían poder reprimir los apetitos populares oponiéndoles su prestigio, cuyas bases habían desmoronado con pueril ceguedad, y contagiada la fatuidad del conjunto a los individuos, cada hombre y cada círculo se ufanó de poseer el infalible remedio de las públicas dolencias.
Ambiciones, quimeras, partidos de aspirantes y demoledores, escepticismo religioso y moral, fueron los necesarios productos de aquella exageración del patriotismo, maleado por doctrinas insanas y ejemplos perversores. De esta manera, la gloriosa evolución política de 1810 se convirtió en una revolución , y el Rio de la Plata, buscando la libertad, se sumergió en la anarquía.
La demagogia militante estaba en los campos; la demagogia doctrinaria estaba en las ciudades, soñando con reyes imaginarios, debilitándose por las rencillas internas que descomponían los partidos, y renegando de su propio credo cuando aparecía escrito en las banderas de los gauchos.
“Tres cosas son difíciles -dice uno de nuestros libros sagrados-, seguir la huella de la serpiente entre las piedras, la de la nave sobre las aguas, y la del pájaro en los aires; hay una, empero, imposible: seguir la del hombre en la mocedad”. Otra hay imposible también: ¡seguir la huella de los pueblos en revolución!”
(Extraído del libro “Lecciones de Literatura” de Roberto F. Giusti; cap. Noveno: Prosistas argentinos de la época romántica y de la organización nacional; Ed. Estrada, Buenos Aires – 1970)
Etiquetas: Visiones de la Revolución de Mayo
óleo por Valentine Cameron Prinsep
Napoleón se subrogaba el derecho a ser el "heredero de la revolución", quien recogiera el parche; pretensión que no todos aceptaban y menos aún fuera de Francia.
En 1808 España ardía en furia... y se reunía en Juntas Constitutivas contra el hermano de Napoleón...
"Viva la Pepa" (Viva la Constitución, la enemiga de José , "La Pepa") le gritaba el pueblo mas español que nunca.
Cresta de una ola iniciada hacia finales del siglo XVIII y que tendría su culminación en los campos de Ayacucho, cuando América era "un continente estremecido".